En el panorama actual de la salud panameña, un movimiento ciudadano se ha organizado bajo el símbolo de una cinta chocolate. Este grupo, que representa a quienes se sienten víctimas de un manejo médico inadecuado, ha puesto en el centro del debate público la necesidad de una atención médica más humana y ética.
Paralelamente a este movimiento, la Asamblea Nacional discute una ley denominada 'Humanización de la atención en la enfermedad y la salud'. Esta ley, respaldada por los medios de comunicación y diversos sectores, busca mejorar la calidad de la atención médica y la relación médico-paciente. Sin embargo, se enfrenta a la oposición de los gremios médicos, lo que ha generado un debate complejo y polarizado.
Como médico con más de 47 años de experiencia, puedo afirmar que la atención dedicada, entregada, honesta y comprometida hacia el paciente no se puede lograr únicamente mediante una norma legal. La humanización de la atención médica es un proceso que debe nacer de la convicción personal, la ética y la responsabilidad profesional.
La profesión médica se basa en valores éticos que se cultivan desde la familia, la educación universitaria, el ejemplo de los maestros y la voluntad de hacer el bien. Es un compromiso personal que implica la misericordia y la compasión hacia el enfermo.
Es crucial que los entes formadores de médicos seleccionen y eduquen integralmente a los futuros profesionales. Las asociaciones y colegios médicos también tienen un rol fundamental en la vigilancia del cumplimiento de los códigos de ética y en la llamada de atención a quienes los violen. El Consejo Técnico de la Salud y la Junta Asesora Médica de la Caja de Seguro Social (CSS) también tienen responsabilidades importantes en este sentido.
Comprendo las dificultades que enfrenta el ejercicio de la medicina en la actualidad. Las frustraciones individuales y colectivas de los colegas ante procesos de trabajo deshumanizantes pueden afectar tanto a ellos como a sus pacientes. Esta situación puede ser una causa del 'Burn Out', que se sospecha que tiene una alta prevalencia en Panamá.
Es fundamental que los médicos se comprometan con la humanización de los procesos de trabajo y la cultura organizacional. Somos parte de un equipo de atención médica, y otros gremios deben hacer lo mismo. Debemos pensar en nuestros pacientes, familiares y en nosotros mismos, ya que también podemos ser víctimas de malas prácticas originadas en debilidades académicas y ambientes laborales nocivos.
El acceso a la salud es un derecho ciudadano, y el pobre debe tener acceso a servicios públicos de calidad. En el ámbito privado, la humanización de la atención médica también debe ser una prioridad.
Hoy en día, los pacientes y sus familiares están más informados sobre la salud y la enfermedad. Respetan a los médicos que ejercen su profesión con altos valores éticos, pero no a quienes no lo hacen.
Somos falibles y, aunque 'errar es humano', nuestra responsabilidad ante la vida es sagrada. Debemos evitar las demandas que, con la ley o sin ella, existirán. Es necesario exigir con más vigor condiciones humanas de trabajo, materiales, medicamentos, insumos, estructuras adecuadas, etc.
Espero que la mayoría de los colegas, en el ejercicio de esta delicada profesión, cumpla con sus más altos valores éticos y morales. Felicito a quienes defienden con ese ideal proceder, esta noble profesión.
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